Asunción, IP.- El último líder de la Unión Soviética expresó su preocupación sobre la militarización de la política y una nueva carrera armamentística, donde “los políticos y líderes militares suenan cada vez más beligerantes y las doctrinas de defensa, más peligrosas”.
En su columna publicada ayer jueves por la revista Times, Gorbachov inicia su exposición diciendo: “parece como si el mundo se estuviera preparando para una guerra».
El mundo de hoy se enfrenta a muchas dificultades y la política se torna cada vez más militarista, con personalidades televisivas y comentaristas que “se unen al coro belicoso”.
Gorbachov recuerda los esfuerzos realizados para reducir el riesgo de amenaza nuclear. Al respecto recordó una reunión del Politburó en 1986 —el máximo órgano ejecutivo del Partido Comunista- en la que se discutió la doctrina en el ámbito de la defensa. El borrador propuesto contenía el siguiente texto: «Responder a los ataques con todos los medios disponibles».
“Los miembros del Politburó se opusieron a esta fórmula. Todos coincidieron en que las armas nucleares debían cumplir un solo propósito: prevenir la guerra. Y el objetivo final debe ser un mundo sin armas nucleares”, escribe Gorbachov.
«Hoy, sin embargo, la amenaza nuclear vuelve a parecer real. Las relaciones entre las grandes potencias han ido de mal en peor desde hace varios años, y los defensores de la acumulación de armas y el crecimiento de la industria militar-industrial se están frotando las manos», lamenta el político.
Por último hace un llamado a los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) para tomar el primer paso e instar a los líderes mundiales a aceptar una resolución donde se afirme que “una guerra nuclear es inaceptable y nunca debe ser llevada a cabo”.
Esta iniciativa, según Gorbachov, debe emanar de Donald Trump y Vladímir Putin, «presidentes de dos naciones que poseen el 90% de los arsenales nucleares y, por lo tanto, tienen una responsabilidad especial».
Mijail Gorbachov fue Jefe de Estado de la Unión Soviética hasta su disolución definitiva en 1991. Desde su asunción al cargo realizó una serie de medidas que buscaron reformar radicalmente a la Unión Soviética en matería económica y política, que pasaron a la historia con los nombres de perestroika y glasnot respectivamente.