Hambre 0, Cerebro 1

por el Dr. Miguel Ángel Velázquez (Dr. Mime). Director del Instituto Nacional de Salud (INS)

Quisiera creer que todos los paraguayos de bien estamos no solo conscientes de la importancia del aviso dado el lunes pasado por el Gobierno, de alcanzar con el alimento escolar a 1.300.000 niños de todo el país, sino que también de acuerdo en que, de una buena vez, es importante dar buen alimento a los nóveles cerebritos en formación que acuden a la escuela, incluso muchas veces solamente motivados en esa misma comida para ir a estudiar.

Y es que es importante conocer que, durante los primeros años de vida, el cerebro experimenta un rápido crecimiento y desarrollo. Nutrientes esenciales como proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales son fundamentales para la formación de nuevas células cerebrales, conexiones neuronales y el desarrollo de estructuras cerebrales.

De ahí se desprende la lógica afirmación de que la nutrición adecuada influye directamente en la función cognitiva, que abarca procesos mentales como la memoria, la atención, el razonamiento y el aprendizaje.

La nutrición adecuada influye directamente en la función cognitiva (…) y puede influir en la estabilidad emocional y el bienestar emocional

Una dieta equilibrada proporciona los nutrientes necesarios para mantener un rendimiento cognitivo óptimo. La calidad de la dieta puede afectar la capacidad de concentración y atención de un niño. Alimentos ricos en nutrientes, como ácidos grasos omega-3, vitaminas B y antioxidantes, han demostrado mejorar la concentración y el enfoque mental. Nutrientes como el hierro, zinc y cobre son esenciales para el desarrollo del sistema nervioso central, y su deficiencia puede afectar negativamente la función cerebral y el desarrollo cognitivo.

La nutrición también puede influir en la estabilidad emocional y el bienestar mental, ya que algunos estudios sugieren que ciertos nutrientes, como los ácidos grasos omega-3, pueden tener efectos positivos en la regulación del estado de ánimo y la salud mental.

Sigamos sumando. Hoy sabemos que una buena alimentación en la infancia puede ayudar a prevenir problemas de salud que podrían afectar el cerebro, como la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, los cuales están relacionados con un mayor riesgo de disfunción cognitiva y trastornos neuropsiquiátricos.

¿Sigo? Los nutrientes esenciales, como las proteínas, ácidos grasos esenciales y ciertos minerales, son fundamentales para la formación de nuevas neuronas y conexiones sinápticas en el cerebro, ya que estos elementos son esenciales para el crecimiento y la plasticidad cerebral. Además, es importante saber que la mielina, la capa aislante que recubre las fibras nerviosas y mejora la transmisión de señales entre las células nerviosas, dependen de la ingesta de nutrientes como los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos y alimentos como nueces, por lo que son cruciales para el proceso de mielinización, que es fundamental para el funcionamiento eficiente del sistema nervioso.

Una dieta rica en antioxidantes y otros nutrientes puede apoyar la plasticidad cerebral y la adaptación a nuevas experiencias y aprendizajes.

Vamos por más. El hipocampo es una parte del cerebro involucrada en la memoria y el aprendizaje. La nutrición adecuada, en especial el suministro de colina y otros nutrientes esenciales, puede influir positivamente en el desarrollo y la función del hipocampo. Así como esta parte, también el córtex prefrontal, responsable de funciones ejecutivas como la planificación, el autocontrol y la toma de decisiones, sigue desarrollándose en los primeros años de vida. Nutrientes como el hierro y las vitaminas del grupo B son importantes para este proceso.

Nos dimos cuenta en este país POR FIN que hay que enfrentar los problemas de base con soluciones DE LA CABEZA

Y sigo. La alimentación influye en la producción y regulación de neurotransmisores, que son sustancias químicas que transmiten señales entre las células nerviosas. Por ejemplo, aminoácidos como el triptófano, presente en alimentos proteicos, son precursores de neurotransmisores como la serotonina, que está relacionada con el estado de ánimo y el bienestar. Esto, en definitiva, también impacta en lo que conocemos como plasticidad cerebral, que es la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar en respuesta a la experiencia, y que está influenciada por factores nutricionales. Una dieta rica en antioxidantes y otros nutrientes puede apoyar la plasticidad cerebral y la adaptación a nuevas experiencias y aprendizajes.

Cuando el Presidente hablaba, dijo dos veces algo que pasó desapercibido probablemente, pero para mí fue la cuestión medular del discurso y la decisión: no solo es llenar el estómago en cantidad, sino dar alimentación de calidad. Y esa calidad no solo se refiere a la presencia de nutrientes esenciales, sino también a la variedad y calidad de los alimentos consumidos. Porque nos dimos cuenta en este país POR FIN que hay que enfrentar los problemas de base con soluciones DE LA CABEZA, de raíz, de verdad, en esencia y con decisión.

Por fin el hambre pierde A CERO contra el cerebro…!!!

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