La bulliciosa isla se tiñe de luto mientras prepara la despedida del máximo líder

La habana.- Una inusual tranquilidad reinaba en La Habana, donde el habitual bullicio y el ajetreo de sus calles mutaron en una apagada calma en el segundo día de luto nacional, mientras los cubanos empiezan a digerir la pérdida de Fidel Castro, una noticia «muy triste» para muchos.

«Es una noticia muy triste y todos la sentimos. Con independencia de las ideas, era un hombre admirable, respetable y querido por su pueblo, o al menos por la mayoría», afirmó Leonel, de 43 años, consciente de que su figura también genera animadversión entre algunos cubanos, que sin embargo en la isla no se han hecho notar demasiado.

A las banderas a media asta de los edificios públicos como parte del duelo nacional decretado por nueve días, ayer se sumaban las enseñas de la isla que muchos cubanos han desempolvado de los cajones para colgar en sus ventanas y balcones.

También empezaron a brotar por la capital cubana afiches e imágenes de Fidel Castro, que pronto competirán en número con las de otros símbolos de la revolución como Ernesto «Che» Guevara y Camilo Cienfuegos o las del prócer independentista José Martí, que forman parte de la decoración de la isla.

Ésas son las únicas muestras que en la calle recuerdan el duelo por Fidel en Cuba, que continúa su rutina en un día fresco y ventoso, con un ambiente un tanto más apagado de lo habitual.

«Su muerte es algo muy impactante para todos nosotros. Era un líder para todo el pueblo cubano. ¿No ve cómo está la calle? La calle está triste. Todo está triste», comentaba Michel, taxista.

En su vecindario, según cuenta, todo el mundo habla de lo mismo desde que la noticia de su muerte corrió como la pólvora de puerta en puerta y por llamadas de teléfono: «Es lógico. Es el hombre del siglo. Para mí, después de Dios, Fidel. Con la revolución, todos tenemos casa, educación y sanidad gratis, y seguridad».

En tanto, entre varios de los turistas de La Habana una frase se repetía: «¿Quién hubiera esperado ser parte de esto?, nuestras vacaciones convertidas en historia», informa La Nación de Argentina.

«Llegamos este viernes por la noche y en el hotel seguimos el anuncio en directo», cuenta Jacqueline, una parisina de vacaciones junto con su esposo. «Nos tomó por sorpresa, volvimos a programar en parte nuestro plan de viaje, para poder ver esto de cerca y ser parte de la historia», agregó la francesa.

Maurice, su esposo, confiesa que se pasó buena parte de anteayer pegado a las trasmisiones de la televisión local, en las que se recordó por horas, de manera incesante, la vida del máximo líder de la revolución cubana.

«Me parece un evento que sacude más a los turistas que a los mismos cubanos», dice Maurice, mientras divide a los lugareños entre algunos que le parecen «liberados» y otros «nostálgicos que lloran ante una era que se cierra».

«Aquí todo va a seguir igual, pero hay un dolor que nos va a acompañar por muchos años», señaló Julio, que hoy no faltará al memorial José Martí de la Plaza de la Revolución, donde los cubanos podrán rendir tributo a las cenizas del comandante.

En esa emblemática plaza, testigo de las interminables peroratas de Fidel, ayer se veían los preparativos para los actos fúnebres: se colocaban vallas de seguridad, se reasfaltaban algunos tramos y se instalaban equipos de sonido y comunicaciones.

Una foto gigante del barbudo líder en la Sierra Maestra se desplegó por toda la fachada de la Biblioteca Nacional ubicada en esa plaza, por la que mañana desfilarán miles de cubanos para decirle adiós a su comandante.

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