La seguridad para los Juegos Olímpicos es una preocupación

Asunción, IP.- El Gobierno brasileño ha admitido que el terrorismo internacional tiene una “guerra psicológica” contra los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, pero insistió en que hasta ahora no se ha detectado una amenaza real.

“Existen intentos por reclutar gente a través de internet y hay actividades de guerra psicológica” que son “vigiladas” por las autoridades, dijo el ministro de Seguridad Institucional, Sérgio Etchegoyen, en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros en la que se detallaron los planes de seguridad para los Juegos.

Hasta el momento, el ministro brasileño aseguró que no ha sido identificada “ninguna amenaza potencial”, aunque aclaró que en un evento de la naturaleza de los Juegos Olímpicos la “posibilidad” no se puede descartar y es una “preocupación” para las autoridades.

Esa guerra psicológica está relacionada con mensajes que han sido difundidos a través de redes sociales desde distintos lugares del mundo, los cuales pudieran ser originados por grupos vinculados al Estado Islámico que han comenzado a usar la lengua portuguesa.

No obstante, Etchegoyen garantizó que esos movimientos son vigilados por Brasil y por una red de cooperación internacional que incluye a agencias de inteligencia de Estados Unidos y Europa, y que hasta ahora no se confirma la autenticidad de esos mensajes.

Las zonas de Brasil en las que, en el pasado, hubo sospechas de actividades de grupos asociados a terroristas son vigiladas. “Todas las amenazas y fuentes de inestabilidad son conocidas y son vigiladas”, declaró el ministro, aunque declinó dar detalles por seguridad.

En la misma rueda de prensa participó el ministro de Defensa, Raúl Jungmann, quien subrayó que “Brasil es un país pacífico, sin antecedentes de terrorismo, pero no es un país desarmado” y estará en condiciones de responder a toda “amenaza”.

Jungmann explicó que uno de los momentos de mayor tensión de los Juegos Olímpicos será la inauguración del evento, el próximo 5 de agosto, cuando se calcula que pueden congregarse unos 90 jefes de Estado y de Gobierno, aunque hasta ahora sólo 44 han confirmado su asistencia.

También reconoció que la delincuencia, un problema arraigado en Río de Janeiro, supondrá otro desafío para la seguridad. Sin embargo, volvió a escudarse en experiencias anteriores en las que no hubo incidentes mayores. “Es innegable que la criminalidad en Río es un problema, pero lo que hemos verificado en grandes eventos es que el crimen organizado retrocede frente al despliegue de seguridad”, afirmó.

También se habló de posibles manifestaciones porque la presidenta, Dilma Rousseff, está suspendida de sus funciones y con el Gobierno interino presidido por Michel Temer puede generar algún tipo de manifestación política durante los Juegos.

Sin embargo, subrayó que “toda manifestación es legítima en un Estado de Derecho como el que impera en Brasil. Lo que no se puede tolerar es que una manifestación afecte los derechos del resto de los ciudadanos”. La información es resaltada el diario digital Marca.

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