México no quiere más acciones unilaterales de la Casa Blanca

Ciudad de México.- «Las diferencias entre México y Estados Unidos subsisten», declaró el canciller mexicano, Luis Videgaray, que exigió que Washington deje de tomar «acciones unilaterales», luego de una reunión con dos altos funcionarios enviados por Donald Trump para suavizar los roces que sus dichos, decisiones y decretos generan a diario con el país vecino.

«Es un hecho que existen en los mexicanos preocupación e irritación ante lo que se percibe como políticas que pudieran ser perjudiciales para el interés nacional», señaló el canciller, acompañado por los secretarios de Estado, Rex Tillerson, y de Seguridad Interior, John Kelly, tras discutir sobre migración, comercio y seguridad, todos asuntos abordados reiteradamente por Trump y siempre en perjuicio de México.

Ayer mismo, durante una reunión en la Casa Blanca con ejecutivos industriales, el presidente republicano se jactó de que «por primera vez estamos expulsando pandilleros, traficantes de drogas. Estamos echando a esos tipos a un ritmo nunca visto. Y es una operación militar».

En otra sorpresiva declaración a contramano de lo visto desde su llegada a la Casa Blanca, dijo que México debía tratar a Estados Unidos de manera justa. «Espero que en el futuro tengamos buenas relaciones con México, pero debemos tratarnos de manera justa», dijo el magnate, y agregó que la visita de sus dos enviados era «un viaje difícil». Casi al mismo tiempo, Kelly declaraba que las nuevas directrices migratorias de su país no implicaban «deportaciones masivas» de indocumentados, quizás el compromiso más importante de la jornada, descomprimiendo uno de los temores más y mejor fundados entre los mexicanos. Y subrayó, al contrario de lo que señalaba Trump, que «no habrá uso de fuerza militar en operaciones migratorias».

Las nuevas disposiciones prevén la detención de ilegales por la policía y su entrega para su posible deportación incluso si sólo cometen una falta mínima, entre otras medidas que ponen en peligro la permanencia de miles de mexicanos sin papeles.

Además, contemplan la expulsión a México de los extranjeros que soliciten asilo en caso de haber llegado a través de este país, en referencia a los migrantes que pasan desde América Central, lo que ha sido llanamente rechazado por el gobierno mexicano.

Kelly expresó que las acciones se harán legalmente, respetando los derechos humanos y el sistema de justicia norteamericano, y dando prioridad a personas con antecedentes delictivos. «La migración debe ser segura, legal y ordenada» en los 3200 kilómetros de la frontera común, afirmó el funcionario, y destacó la necesidad de frenar el flujo de armas de Estados Unidos hacia México.

Largo camino

Por su parte, Videgaray señaló «la imposibilidad jurídica de que un gobierno tome decisiones que afecten al otro de manera unilateral», en su reclamo más fuerte a los enviados de Trump. Pero lanzó un mensaje de esperanza de cara al futuro: «Será un largo camino el construir acuerdos con Estados Unidos, pero hoy hemos dado un paso en dirección correcta».

Cuando lanzó su candidatura, Trump provocó un escándalo al tildar de «violadores» a los inmigrantes mexicanos, y propuso la expulsión del país de todos los inmigrantes ilegales, estimados en 11 millones, y la construcción de un muro fronterizo financiado por los propios mexicanos.

Las crecientes tensiones motivaron la postergación sin fecha de una visita que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, tenía prevista para el 31 de enero pasado.

Ayer se supo además que Trump encargó la elaboración de un informe sobre la ayuda que Estados Unidos le brindó a México en los últimos cinco años.

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