Miles de personas en las calles en huelga masiva que desafía reforma de Macron

Francia.- Miles de franceses salieron este jueves a las calles para rechazar la reforma del sistema jubilatorio impulsada por el presidente Emmanuel Macron, en una jornada de huelga masiva en los ferrocarriles, escuelas, hospitales y refinerías que busca frenar la iniciativa del gobierno.

A pesar de que aún no se sabe con exactitud en qué consistirá el plan del gobierno para modificar el sistema previsional, los sindicatos, estudiantes y ciudadanos de a pie colmaron hoy las calles de Francia, donde según el Ministerio del Interior 806.000 personas se manifestaron en 70 ciudades del país. En tanto la CGT cifró a los participantes en 1,5 millones.

Los sindicatos temen que la reforma atrase la edad para acceder a la jubilación, que actualmente es de 62 años, y disminuya el nivel de las pensiones.

Macron nunca ocultó que uno de los objetivos de su mandato de cinco años iba a ser reformar el sistema jubilatorio, para eliminar los 42 regímenes especiales vigentes (que otorgan beneficios especiales para militares, ferroviarios y mineros, entre otros) y fusionarlos en uno que otorgue los mismos derechos a todo el mundo.

El presidente francés sabe que otros gobiernos ya tropezaron antes en ese intento, y que debería enfrentarse a la resistencia de sectores con capacidad de entorpecer la actividad en el país.

Alrededor de 90% de los trenes de alta velocidad que debían circular hoy fueron anulados, mientras 10 de las 16 líneas del metro de París amanecieron cerradas, cientos de vuelos fueron cancelados y la mayoría de las escuelas y colegios no abrieron sus puertas, reportó el diario Le Parisien.

Está tarde, los sindicatos informaron que el paro del transporte continuará hasta el lunes.

La red de transportes públicos parisinos permanecerá «prácticamente paralizada» si el gobierno no abandonaba la reforma, advirtió hoy Thierry Babec, del sindicato UNSA, a la agencia de noticias EFE.

En París, la manifestación reunió a 65.000 personas para el Ministerio del Interior y 250.000 para los sindicatos. La movilización comenzó más tarde de lo anunciado debido a incidentes entre manifestantes que rechazaban ser cacheados por la policía antes de ingresar al cerco previsto para la marcha.

Justamente, uno de los temores de la jornada era la aparición de elementos radicales, que durante el último año no faltaron a las protesta de los «chalecos amarillos», luego de que el gobierno señalara durante la semana que los servicios secretos detectaron en los últimos días la intención de extremistas de generar disturbios en París.

Las tensiones estallaron cerca de la plaza de la República, en el este de la capital.

En esa zona se constituyó un grupo de lo que se conoce como «black bloc» formado por al menos 500 manifestantes radicales, según fuentes oficiales citadas por la emisora France Info.

La Policía informó que 87 personas fueron detenidas.

Otras ciudades donde la movilización superó las previsiones de sindicatos y autoridades -y donde también hubo incidentes- fueron Marsella, Toulouse, Lyon, Nantes, Rennes, Grenoble, Lille, Burdeos y Estrasburgo.

Macron se reunió con el Consejo de Ministros y allí, según el diario Le Figaro, pidió a su Ejecutivo que «no subestime» las movilizaciones de hoy.

El verdadero problema para Macron es que esta huelga es por tiempo indefinido.

Por eso, el temor del gobierno es que el país permanezca bloqueado durante tres semanas, como ocurrió en 1995, cuando los franceses torcieron el brazo del ejecutivo del primer ministro Alan Juppè, que pretenda reformar el sistema jubilatorio y debió renunciar a su cargo.

En 2003 otro intento de reforma previsional encarada por el premier conservador Francois Fillon también debió ser levantado por la presión popular y le valió el cargo al primer ministro.

Solo cinco años más tarde el presidente conservador Nicolas Sarkozy logró reformar levemente el sistema previsional galo.

Hoy, viernes, los sindicatos mantendrán su desafío, lo que augura una nueva jornada negra en los transportes, que posiblemente se mantenga a lo largo del fin de semana.

Sin embargo, la gran prueba de fuego para el gobierno será la semana que viene cuando el primer ministro, Édouard Philippe, brinde detalles sobre el alcance de la reforma.

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