Sao Paulo, 29.- El ministro de Hacienda de Brasil, Joaquim Levy, advirtió hoy que el país enfrentará una «posible turbulencia» y reiteró su defensa al ajuste fiscal propuesto por el Gobierno para evitar los «riesgos» que pueden traer las «soluciones fáciles» a la actual situación económica.
La «posible turbulencia» por la esperada subida de los tipos de intereses en Estados Unidos, prevista para este año, fue citada en el discurso que Levy pronunció en la entrega de los premios «Estadão Empresas Mais», promovidos por el diario O Estado de Sao Paulo.
Según Levy, Estados Unidos «está siendo extremadamente cauteloso en ese avance» y Brasil tiene que «estar preparado».
«El Gobierno desde el comienzo de año ha intentado prepararse para eso, tal vez con errores y aciertos, pero tiene eso muy claro», apuntó.
En su intervención, Levy volvió a defender el ajuste fiscal para sanear las alicaídas cuentas públicas y revertir el déficit de 0,5 % del producto interior bruto (PIB) que el Gobierno prevé para 2016.
«El mayor riesgo es la búsqueda de soluciones fáciles para poner la casa en orden», subrayó el titular de la cartera económica, para quien el ajuste marca «un nuevo ciclo de desarrollo» y un paso para que el país retome el crecimiento sin un «vuelo de gallina» y con «flexibilidad» para los inversores, principalmente en el sector de infraestructura.
Sin el ajuste fiscal, opinó Levy, será difícil una reducción de la tasa referente de intereses, actualmente en el 14,25 % anual, el nivel más alto durante el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, y un control de la inflación, que, según las últimas previsiones, cerrará 2015 en más del 9,0 %, el doble de la meta oficial.
Brasil pasa por una recesión técnica después de dos trimestres consecutivos en números rojos y el crecimiento mínimo del 0,1 % en 2014 se puede revertir para una contracción del 2,7 % este año, según las proyecciones oficiales.
No obstante, el ajuste fiscal presentado por el Ejecutivo ha tenido dificultades en avanzar en el Congreso debido a la crisis política que enfrenta el Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), con una base aliada dividida y salpicado por los escándalos de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.