Asunción, IP.- El obispo del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, monseñor Lucio Alfert instó a los jóvenes a reaccionar frente a todo tipo de abusos y corrupción, y a organizarse para participar con fuerza en las decisiones de la sociedad.
Lucio Alfert fue el encargado de la homilía del quinto día de novenario en honor a la Virgen de Caacupé, cuyo tema fue “Producir frutos en la sociedad”.
En la ocasión, se dirigió a los jóvenes indígenas y no indígenas, señalando que están llamados a darles a la sociedad una lección, que es posible una sociedad sin corrupción, sin violencia, sin injusticia, sin drogas. Qué es posible una convivencia fraterna, es posible la paz. “Ustedes con Jesús pueden ser los constructores de una sociedad y un país fraterno”, subrayó.
Instó a los mismos a formarse como personas y profesionales para hacer frente a los desafíos de la vida, y sacar adelante a las comunidades y al Paraguay.
“Les invito también jóvenes a reaccionar frente a todo tipo de abusos y corrupción, exclusión, a ponerse a la mentira, al engaño y a toda violencia, por eso hay que organizarse para tener fuerza y capacidad de tomar las decisiones más importantes de nuestra sociedad. Jóvenes unidos jamás serán vencidos”, refirió.
En otro momento, el religioso lamentó las profundas desigualdades existentes en el país, que se ven reflejadas en la falta de acceso a la vivienda y en el desempleo en el campo. «Hay personas que viven en mansiones de lujo y otras que no tienen donde vivir, refirió.
Asimismo hizo hincapié en la deforestación que afecta principalmente a la zona del Chaco, por lo que instó a cuidar la naturaleza y a detener la tala indiscriminada de árboles, caso contrario se tendrá un «desastre total», advirtió.
Durante la misa, Alfert abogó por una justicia para todos y que los que malversan recursos públicos sean castigados.
«Muchos de los indígenas son despojados de sus tierras, quizás no tienen títulos pero son poseedores ancestrales, por lo que las autoridades están obligadas a asegurarlos y no venderlos a los sojeros», añadió.
Al respecto, dijo que ante este tipo de situaciones las comunidades son expulsadas de sus tierras, y se ven obligados a migrar a las ciudades y vivir en las veredas de las rutas, donde son discriminadas y maltratadas por la ciudadanía.
Asimismo criticó a los «empresarios inescrupulosos» que con sus mega proyectos dejan a las comunidades sin trabajo y por ende sin sustento diario.
Por otro lado, el monseñor pidió a las familias a cuidar de sus hijos a educarlos en valores que los lleven a vivir una vida feliz y aportar algo importante a la sociedad.
Además alentó a las comunidades indígenas, a mantener viva sus más “nobles costumbres”, de respeto a la naturaleza, la solidaridad, la reciprocidad y su vida comunitaria. «Ánimo especialmente a los jóvenes indígenas a no abandonar sus comunidades y a participar en la vida familiar y comunitaria y anhelar así a proyectarse a un futuro mejor», expresó finalmente.