Perú: el Congreso lo citó y comienza otra semana crítica para el presidente Pedro Castillo

Lima.-La convulsionada política peruana tendrá a partir de este lunes una semana explosiva, de la que potencialmente, incluso, podría salir un presidente en reemplazo de Pedro Castillo, contra quien se votará una moción de vacancia (destitución) en el Congreso.

Rumores cruzados de intentos de golpe de Estado, todos sin pruebas, circulaban desde el sábado con intensidad, a partir de la renuncia del ministro de Defensa, Daniel Barragán, sobre cuyo papel en la coyuntura hay especulaciones contradictorias.

«Ratifico mi compromiso con la democracia, el Estado de Derecho y la Constitución, y rechazo profundamente que mi gobierno esté tramando un cierre del Congreso para evitar una vacancia», escribió Castillo en Twitter para salirle al paso a esas especulaciones.

Castillo, un profesor rural de izquierda sin partido político, tendrá que presentarse el miércoles ante el Congreso para defenderse en un proceso que pretende destituirlo por «incapacidad moral permanente».

El mandatario, de 53 años, intentó frustrar la sesión con el argumento de que la moción estaba «incompleta», pero el Congreso, controlado por tres partidos de derecha radical, rechazó esa actitud e insistió en la presentación, que antecederá a una votación que podría darse inmediatamente después.

Si 87 de los 130 congresistas votan por la vacancia, Castillo tendrá que dejarle su lugar a la vicepresidenta, Dina Boluarte, cuyo paso como jefa de Estado también podría ser breve: está en marcha un proceso para suspenderla del ejercicio de cargos públicos.

En ese segundo hipotético escenario, la caída de Boluarte, al Palacio de Gobierno iría el presidente del Congreso, José Williams, general en retiro del Ejército que milita en Avanza País, uno de los tres partidos de derecha que lideran la ofensiva desde el órgano legislativo.

El caso de la vicepresidenta se verá justamente mañana, cuando se discutirá un dictamen sobre su situación. A la primera en la línea de sucesión se le quiere suspender, por parte de sus opositores, por haber seguido como presidenta de un club privado cuando era ministra.

Hasta hoy era difícil determinar si se llegará a 87 votos: «Quisiera que los haya, pero, honestamente, tengo mis dudas», admitió el constitucionalista Domingo García Belaunde, activo asesor en el Congreso de las fuerzas de derecha dura que buscan la salida del mandatario.

La palabra clave estará en los 37 congresistas que el año pasado fueron elegidos por el entonces partido de Castillo, el marxista leninista Perú Libre (PL), y que ahora están desperdigados en cuatro grupos, algunos de ellos críticos de la gestión gubernamental.

Las dudas se instalaron después de que cuatro de esos congresistas, incluido Waldemar Cerrón, el rostro más visible de PL en el Congreso, firmaron la moción de censura, aunque uno de ellos, Flavio Cruz, aclaró de inmediato que eso no quiere decir que dé el «sí» a la hora de la votación.

Si lo que fue el oficialismo se mantiene en el «no», junto con los cinco congresistas del partido de izquierda Juntos por el Perú y otros eventuales aliados, será matemáticamente imposible que la moción prospere, con lo que sería la tercera vez que fracase un intento en esa vía.

En ese marco, la prensa habla de supuestas negociaciones entre Castillo y lo que fue su bancada e incluso señala que el mandatario está dispuesto a sacrificar, como pieza a cambio del apoyo, a su jefa de gabinete ministerial, Betssy Chávez, exmilitante de PL que no solo tiene fuertes disputas con la derecha, sino también con sus excompañeros.

En ese marco, la renuncia de Barragán al Ministerio de Defensa por «razones estrictamente personales» ha hecho del Perú este fin de semana una olla de especulaciones, en la que las palabras «golpe de Estado» resuenan, sin que esté clara la situación.

Dos exjefes del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Jorge Montoya y José Cueto, ahora congresistas del partido ultraconservador Renovación Popular, afirmaron que hubo exploraciones del Gobierno entre militares para forzar la situación institucional, a las que Barragán supuestamente se opuso.

Por el contrario, otras versiones de prensa señalan, también sin pruebas, que el renunciante, un oficial en retiro de la Fuerza Aérea cercano al líder ultranacionalista Antauro Humala, era favorable a salidas más duras.

Si Castillo superara de nuevo un proceso de vacancia, el Congreso prepara más municiones políticas para dispararle, de las que la primera, que ya dio pasos en la Comisión de Constitución, sería la posibilidad de suspenderlo en el marco de las denuncias que hay en su contra.

Así, 66 votos, una cifra más claramente alcanzable, bastarían para suspender al mandatario por un período determinado mientras se desarrollan procesos judiciales.

La denuncia aparentemente más sólida, presentada por la Fiscalía por supuesta corrupción, choca con el hecho de que, por Constitución, a un presidente en funciones solo se le puede procesar por traición a la patria u obstaculización de elecciones. Los opositores buscan saltar esa valla mediante interpretaciones constitucionales.

«Intentar atajos que impliquen interpretaciones de la Constitución para intentar llegar a un mismo objetivo, pero generando tensiones muy serias en nuestro orden democrático, puede ser muy malo para la democracia y el futuro de la gobernabilidad del país», alertó el secretario general de la organización civil Transparencia, Iván Lanegra.

Varios analistas, incluidos opositores, han alertado sobre alguna reacción popular en caso de que los congresistas violen procedimientos. Según las encuestas, si bien Castillo apenas bordea un 30 % de aprobación popular, eso triplica las cifras de un Legislativo que no llega a 10 % de respaldo.

La situación sería potencialmente complicada, según analistas como Carlos Monge, si los congresistas pretenden sacar a Castillo, pero seguir ellos en funciones hasta el fin del período en 2026.

Por lo pronto, un dictamen que busca anticipar las elecciones generales para 2023 pasó esta semana el filtro de la Comisión de Constitución.

Esos comicios, según los sondeos, podrían ser la salida con mayor aceptación popular, aunque muchos analistas, como Laura Arroyo, han anticipado que con la actual clase política es iluso pensar que haya una mejoría.

Castillo ha estado en la mira de la oposición desde que asumió en julio de 2021, pero el de ahora parece su momento más complicado. Boluarte, quien en algún momento dijo que no asumiría la presidencia en caso de vacancia, guarda ahora silencio y se muestra alejada del mandatario.Télam.

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