Piden desde Caacupé por la liberación de secuestrados

    Caacupé, IP.- El monseñor Adalberto Martínez, obispo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, pidió este martes por la liberación de las personas que están en situación de secuestro, durante la homilía realizada en el marco del novenario a la Virgen de Caacupé.

    «Desde este cerro de la cordillera, la basílica de la Virgen de Caacupé, oramos muy especialmente por las personas que pasan muchas penas y desconsuelos y recordamos muy especialmente a los familiares de los secuestrados y pedimos a los secuestradores que los liberen y que podamos celebrar esta fiesta de Caacupé con estos hermanos secuestrados, para que puedan abrazarse con sus familias», dijo.

    Manifestó que este es «un gesto de voluntad que pedimos para ellos» y pidió «por todos aquellos que han perdido sus seres queridos violentamente, ya sean los miembros de la Policía y de las Fuerzas Armadas que han caído en el cumplimiento de su deber «.

    La homilía de este martes tuvo como tema: «Los jóvenes convocados a la eucaristía, alimento y medicina para la vida». Monseñor Martínez señaló que la eucaristia «no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y alimento para los débiles» y destacó que «celebrando la eucaristía celebramos el gran amor que Dios en su gran misericordia nos regala».

    Indicó que la Iglesia, los sacerdotes, los agentes pastorales y los fieles laicos, están llamados a encarnar en sus actitudes, decisiones y acciones «ese amor misericordioso del Padre, sobre todo para aquellos que viven en las periferias existenciales».

    En ese sentido señaló que «como hombres y mujeres de Iglesia no podemos nosotros eludir nuestra responsabilidad en la situación marginal en la que viven miles de jóvenes marginados del sistema económico, educativo, cultural, social y hasta religioso de nuestra sociedad».

    Refiriéndose a un reclamo de los jóvenes de un mayor acompañamiento expresado en un encuentro previo, Martínez pidió «perdón por defraudar sus esperanzas» si es que no se han llenado sus expectativas de ser buenos pastores. «La iglesia necesita de corrección fraterna y purificación constante», reconoció.

    Finalmente mencionó la intención de la Iglesia de «hacer una opción por los jóvenes» a quienes consideró «el presente y el futuro de la Iglesia y la sociedad». «Queremos caminar con ustedes y decimos también que el dinamismo que traen la Iglesia es esencial para la vitalidad de la misma Iglesia», dijo.

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