Brasilia.- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, vetará un aumento a los beneficios de pensiones porque cree que pondría en peligro la sustentabilidad a largo plazo de uno de los sistemas previsionales más generosos del mundo.
Rousseff propondrá el miércoles una alternativa, con la que buscará apaciguar las tensiones con los sindicatos y legisladores aliados que respaldaron la flexibilización de la edad de jubilación, dijeron los funcionarios.
El Gobierno aún debe decidir si la propuesta será presentada mediante un decreto temporal o a través de un proyecto de ley con urgencia para su tramitación. «Debes dar una señal de que el Gobierno protegerá sus finanzas y al sistema de seguridad social», dijo uno de los funcionarios, quien es un miembro de alto rango de la coalición gobernante de Rousseff.
Los cambios, que fueron aprobados por el Congreso, costarían al Gobierno unos 3,2 billones de reales adicionales (1,04 billones de dólares) o el equivalente a más de la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil durante los próximos 45 años, según las proyecciones del Ministerio de Seguridad Social.
El sorpresivo aumento de los beneficios respaldado por legisladores aliados, incluidos algunos del propio Partido de los Trabajadores de Rousseff, destacó la dura resistencia a las impopulares medidas de austeridad lideradas por el ministro de Hacienda Joaquim Levy para apuntalar las finanzas del Gobierno.
Desde que ganó la reelección en octubre, Rousseff ha iniciado un enorme cambio de política económica para recuperar la confianza de los inversores en la que alguna vez fue una boyante economía. Con una economía tambaleante, la inflación al alza y un caos en las finanzas públicas, Rousseff ha buscado volver a encaminar al país con una serie de políticas económicas ortodoxas que había rechazado durante sus primeros cuatro años en el cargo.
«Es positivo para el mercado que Rousseff vaya a vetar los cambios, pero necesitamos analizar lo que ofrezca a cambio», dijo Flavio Serrano, un economista del Banco de Inversión Espírito Santo. «Ella necesita ofrecer una solución duradera a lo que probablemente es uno de los mayores riesgos para nuestra economía», agregó.
Brasil tiene uno de los sistemas de pensiones más generosos del mundo y gasta más de un 10 por ciento del PIB en sus jubilados, en algo que economistas y agencias de calificación señalan como una de las mayores amenazas futuras para su economía.
Un portavoz del despacho de Rousseff rehusó realizar comentarios, diciendo que la presidenta aún no ha hecho pública su decisión.