Sobre la obra representando a Paraguay en Dubái

Por Koki Ruiz, Artista.

Creo que la experiencia de conocer Dubái fue lo que me permitió culminar la obra. Llegué a la ciudad con una idea concreta, porque lo burocrático me exigía que fuera así. Tenía un concepto, una lista de materiales, unos cuantos bocetos. Y no es que la modificación me resulte extraña en medio de un trabajo; en realidad, acostumbro a trabajar con la experimentación en cualquier obra y —estéticamente hablando— la modifico hasta el día en que sea expuesta. Pero lo que encontré en Dubái fue una nueva imagen de lo que podía ser plasmado.

Me pidieron que hiciera un mural para el pabellón paraguayo, que la temática sea ecológica, y esté centrada en el agua. Por eso, en el primer material que pensé fue en la semilla. No quería representar el tema en un nivel literal, y ésta, lo que me permitía era hablar del agua en cuanto trata de un material naturalmente dependiente de él. No hay semilla si no hay agua, y tampoco hay agua si no hay consciencia de su cuidado. Todo ello está englobado en la cosmovisión guaraní que me propuse simbolizar en el cuadro —antigua sabiduría que refleja todo el discurso ecológico en su forma de vivir y tratar a la naturaleza.

Fue el plus de la idea el que vino después, cuando conocí Dubái —especialmente, cuando llegué a la Expo. No hubiera sido lo mismo enviar un trabajo terminado para ser expuesto, porque no hubiera tenido en cuenta el contexto en que iba ser exhibida la obra, lo cual me parece fundamental. Dubái es una ciudad que tiene muy clara la imagen que desea proyectar de sí misma. The impossible is possible, dice una de sus máximas, en la entrada misma de La Expo. Y eso es algo que en todo el evento, como en la misma ciudad, se nota. La construyeron en el medio del desierto —y la siguen construyendo— a una velocidad que, además, resulta impactante. Como plan, el resto del mundo lo hubiera creído imposible; ellos no.

Por otra parte, noté que lo realmente buscado con la exhibición de cada cultura, es el poder conectarlas. Hasta entonces yo pretendía representar los orígenes de la nuestra; pero todavía estaba muy desligado de establecer contacto con la suya y con la visión principal del evento. Connecting minds, creating the future, dicen ellos. Por eso incorporé como un elemento más de la obra a la arena del desierto, y entonces el cuadro terminó convirtiéndose en una quimera. La semilla que necesita crecer en tierra fértil, quedó puesta en la arena del desierto, donde —en la realidad— no crece. Pero sí en el arte, donde también, todo se vuelve posible.

Por sobre todas las cosas, me siento muy agradecido de que, entre telares indígenas, artesanías y obras paraguayas —que también forman parte del stand—, me hayan permitido hacer un aporte a la imagen que Paraguay está dando hoy al mundo.

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