Temer carga contra Dilma por denunciar un «golpe» en el exterior

Rio de Janeiro.-El vicepresidente rompió el silencio y criticó a la mandataria, que aprovechó su viaje a Nueva York para lanzar una campaña contra el proceso de impeachment en su contra.

Apenas unos minutos después de que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, partiera a Nueva York, donde aprovechará hoy la cumbre de las Naciones Unidas (ONU) sobre el acuerdo mundial de cambio climático para denunciar que el impeachment en su contra es un «golpe institucional», el vicepresidente Michel Temer quebró el silencio que había jurado en torno a la profunda crisis política y condenó la ofensiva internacional de la jefa del Estado.

«Ella dice que soy el jefe del golpe, lo que obviamente es perturbador para mí y para la vicepresidencia. Cada paso del impeachment está de acuerdo con la Constitución; ¿cómo podría llamarse a eso golpe?», cuestionó Temer a la salida de su residencia en San Pablo, en el barrio de Alto de Pinheiros, cuando salió rumbo a Brasilia, informa el diario Argentino La Nación.

Más temprano, el vicepresidente, que pertenece al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) -hasta el mes pasado principal aliado del oficialista Partido de los Trabajadores (PT)-, había sido blanco de un escrache en su hogar.

Un centenar de manifestantes del Levantamiento Popular de la Juventud pintaron sobre la vereda la frase «cuartel general del golpe», extendieron en la entrada un cartel con la inscripción «Temer golpista», mientras repartían volantes con extractos de la Constitución y coreaban frases contra el vicepresidente. La propia Rousseff ha calificado a Temer de «conspirador golpista», luego de que el domingo la Cámara de Diputados votara la apertura de un proceso de impeachment contra ella por adulterar las cuentas públicas para esconder el déficit fiscal.

Con la salida de Rousseff del país, Temer quedó en ejercicio de la presidencia y las autoridades de seguridad recomendaron que fuera a Brasilia en vez de permanecer en San Pablo, como había sido originalmente su plan para este fin de semana largo por el feriado de ayer en homenaje al héroe nacional Tiradentes.

El vicepresidente aseguró que retornará a su cargo no bien regrese la presidenta e indicó que ya tiene en mente los nombres de sus eventuales ministros en caso de que el Senado ratifique en las próximas semanas la apertura del impeachment. Si eso ocurriera por un voto de la mayoría simple del Senado, la presidenta sería apartada temporalmente de su puesto y Temer asumiría la presidencia mientras el Senado realice el juicio contra Rousseff, dentro de un plazo de 180 días.

«Cuando llegue la hora, voy a tener ya un gabinete formado y sólo entonces revelaré los nombres», señaló Temer, aunque 48 horas antes había prometido que esperaría la decisión del Senado «muy silenciosa y respetuosamente» para no agravar el conflicto.

Antes de despegar de Brasilia a Nueva York, Rousseff resaltó que se defenderá de todas las maneras posibles del «golpe» en su contra. «Voy a luchar en cada trinchera que pueda para derrotar este golpe; iré adonde sea necesario. Hay una sola forma de legitimación del poder en una democracia y esa forma es el voto», apuntó en referencia a los comicios de octubre de 2014, cuando fue reelegida para un segundo mandato.

Debido a la tensión política en Brasilia, Rousseff había cancelado en las últimas semanas sus viajes al exterior: no participó de la cumbre de seguridad nuclear en Washington al principio de este mes ni estuvo en Grecia ayer para el encendido de la antorcha olímpica que vendrá a Brasil para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en agosto. También había desistido de ir a la ONU para la firma del acuerdo mundial de cambio climático alcanzado el año pasado en París, pero a último momento decidió que ese foro podía ser una buena caja de resonancia para sus denuncias de «golpe».

Por la desbandada de partidos que en las últimas semanas abandonaron el gobierno, el gabinete de Dilma ahora está desmoronándose, con nueve carteras ocupadas por autoridades interinas. Ayer renunciaron los ministros de Minas y Energía y de Puertos, que se sumaron a los de Deportes, Turismo, Ciencia y Tecnología, Ciudades, Integración Nacional, Aviación Civil y, el más importante de todos, la jefatura de gabinete.

El mes pasado, Rousseff había designado en ese cargo a su padrino político, el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, pero el Supremo Tribunal de Justicia (STF) frenó su asunción por considerar que podría tratarse de un intento de obstrucción de la justicia. El ex mandatario está bajo sospecha de haberse beneficiado del esquema de corrupción en Petrobras, y si fuera nombrado ministro adquiriría fueros privilegiados.

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