Asunción, Agencia IP.- Tras celebrar la misa central en honor a la Virgen de Caacupé, el obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, leyó la carta de los obispos dirigida al pueblo paraguayo. Criticó la corrupción e impunidad que afectan al Paraguay. “Parecería no tener límites y resulta muy preocupante», expresó.
La carta expone las principales preocupaciones que “oprimen al pueblo paraguayo”, entre las que figura la pobreza extrema, la corrupción, la impunidad, el narcotráfico y el lavado de dinero.
«Pero la máxima preocupación del pueblo es la corrupción y la impunidad (…) parecería no tener límites y resulta muy preocupante», lamentó.
Instó al pueblo a ser agentes de una nueva cultura o de una contracultura basada en los principios del Evangelio con el fin de reencausar la sociedad hacia un horizonte previsible de bien y armonía, con nuestra condición humana y cristiana.
Valenzuela recordó que la política debe ser la más alta forma de caridad, evitando el reparto de bienes públicos. Sean ustedes laicos, participes de una nueva forma de hacer política con rostro humano y cristiano, subrayó.
En ese mismo sentido, se dirigió a las autoridades a quienes pidió acelerar las acciones, atendiendo a que el hambre, la falta de empleo y la inseguridad no se detienen. “No hay tiempo que perder y la ciudadanía confía en ustedes, cree en las promesas electorales”, refirió.
Así también destacó la importancia de fortalecer las instituciones de la República, pues la democracia funciona por medio del sistema representativo. Los representantes deben gestionar la cosa pública según el mandato de los representados, de lo contrario la democracia se convertirá en un mero engaño, gobernando solo para intereses de unos pocos.
«En nuestro caso, la guerra no se dirige contra algunos compatriotas sino contra la pobreza, la corrupción, la inseguridad y la impunidad; y lo que se exige a nuestras autoridades es saber exactamente qué cosa es y dónde se encuentra la meta que se desea alcanzar», exteriorizó.
La juventud paraguaya puede reaccionar y hacer lío, como una vez dijo el Papa Francisco, que con su compromiso y lealtad a los principios morales reconstruya el tejido ético de la nación, aseveró.
En otro momento, dijo que tenemos la convicción de que vendrán tiempos mejores y que nuestras autoridades finalmente comprenderán la necesidad de servir al semejante para que todos lleguemos a buen puerto, con la firme militancia de las bases católicas y de todos aquellos que de verdad quieren a su patria.
«Que Dios, la Virgen de Caacupé y el Espíritu Santo bendigan a todos los hogares y renueven nuestras fuerzas para seguir luchando por nuestra fe cristiana y para que, más temprano que tarde, nuestro querido Paraguay sea orgullo y garantía de vida digna para cada uno de sus habitantes», expresó.
«Pasó desapercibido que la Selección Paraguaya de Fútbol de Salón salió campeón del mundo, por cuarta vez, unos jóvenes dándonos nuevamente una alegría. Podemos ser campeones del mundo en todo», enfatizó finalmente.